Viernes de poesía, Celso Amieva

 



SOR MATILDE














Jamás desnuda vi carne de monja.

Mas, con razón o no, la carne tuya,

en la gracia de Dios cuando se esponja,

me inclina a que a una monja la atribuya.

Igual que el del maíz, rubio y suave

y manso es tu cabello, como es mansa

tu condición, suave como el ave de Afrodita

y de un rubio que no cansa.

Sin tocas y sin hábito te veo

monja en el maizal, útil, humilde

y risueña. Te llaman Sor Matilde.

Con tus novicios rubios, en ti creo.

La venia te hacen, al pasar, las hojas

y haces granar en dulce las panojas.


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