«HAZ CASO A LAS
LEYENDAS»
por Marina Cabrero
«Las leyendas lo decían pero yo no hice caso y me adentré en la vieja
cabaña del bosque haciendo que la madera se quejara bajo mis pies. Noté frío,
el vaho salía de mi boca cuando sentí un gélido aliento detrás de mí, un
escalofrío me invadió y me giré. No había nada. Crujido. Un paso más y llegaría
dónde nadie más lo había hecho. Los rayos blanquecinos se colaban detrás de los
tablones, dejándome ver la habitación del cruel asesinato que partió en dos las
almas del pueblo. Las nubes cubrieron la luna sumiéndome en la más absoluta
oscuridad. Busqué la claridad pero solo me encontré con dos ojos brillantes y
una sonrisa diabólica, acercándose. Me paralicé. La madera seguía crujiendo
bajo los pasos. No eran los míos. Nunca llegué a esa habitación. Viva.»
«BAÑO»
por Milton Ekman
«Sube por las escaleras. Llega al primer piso, mirando sobre sus pasos
constantemente. No hay nadie, pero siente que la siguen. Hay algo raro en el
aire, algo espeso. Entra al baño. Es un baño viejo, abandonado, en desuso. Las
canillas gotean y el ruido de las gotas sobre las bachas de metal es
ensordecedor.
Se queda mirando el espejo, viejo, cubierto de polvo. El chiflido del viento se
filtra por la claraboya y un sudor frío le recorre la espalda. Se sobresalta.
Hay algo en el espejo. Por un breve segundo hay algo en el espejo. Cuando
vuelve a mirar, no hay nada.
Las canillas se abren. Todas de golpe. Giran las perillas y las manijas se
abren y de ellas salen chorros de agua.
Se asusta. Se sobresalta. No grita, pero tiembla.
Se esconde en uno de los cubículos del baño. Cierra la puerta con traba y se
recuesta contra la pared opuesta al inodoro. Detrás suyo sólo están los fríos
azulejos de la pared. Aun así siente como una mano le agarra la espalda.»
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