UN SUCESO algo INSIDIOSO.

 

MOSTOTES. 1 de Diciembre 2005.

- 12,35 horas.






Después de los empalagosos actos que habían presidído en Mostotes, Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy se disponen a subir al helicóptero que desde la plaza de toros, les llevaría a otro evento similar en Navalcarnero.

Junto al aparato, situado en el centro del ruedo, les despiden una docena de autoridades locales, con las caras satisfechas y repetidos apretones de manos. Mientras entraban con cierta dificultad en el aparato, uno de los escoltas le comunicó en voz baja a D. Mariano, que un confidente infiltrado en ciertos ambientes le había advertido de una posible intención de sabotear ese viaje. El Sr. Rajoy le serenó, asegurándole que generalmente ese tipo de informaciones suelen ser cosa de algún ciudadano que le gusta ver de cerca el movimiento y el revuelo policial que se suele organizar en esos casos. El escolta asintió, no sin cierto aire de preocupación y se sentó junto al colega que acompañaba a Dª. Esperanza.

El piloto comprobó que los cuatro pasajeros tenían puestos los cinturones de seguridad y les comunicó el inmediato despegue; después fue aumentando cada vez más la velocidad de los rotores, levantando una gran nube de arena que hizo retroceder aún más a la comparsa municipal, y mientras comunicaba un breve mensaje por radio y echaba una nueva mirada a su entorno, fue elevando lentamente el aparato haciendo un suave giro hacia la izquierda volando muy cerca de las gradas, pero cuando apenas se había alejado de la cubierta, el motor hizo unos extraños ruidos al tiempo que sonaba una fuerte alarma intermitente y un enérgico impulso le hizo caer casi verticalmente desde una altura de unos nueve metros. El golpe contra el suelo fue extraordinariamente fuerte, levantando una densa polvareda y humo negro, pero afortunadamente no hubo explosión posterior alguna ni pérdida de gasolina.

Los cuatro viajeros y el piloto, llenos de polvo, aparentemente no habían sufrido daño alguno y fueron rápidamente auxiliados por las numerosas personas que estaban por los alrededores y alejándoles de los restos del aparato. Esperanza Aguirre, tratando de sonreír estaba bastante serena, pero Mariano Rajoy mostrada cierta lividez y se quejaba de un fuerte dolor en la mano izquierda, siendo atendido como todos los demás, por personal sanitario y trasladado posteriormente en ambulancia a un hospital, acompañado por su escolta, que aún tenía el susto encima. En un momento dado, Rajoy le dijo en voz baja:

 - Leandro, de lo que me dijiste, ni una palabra a Dª Esperanza ni a nadie. Ya haremos las averiguaciones pertinentes…

MADRID, 1 de Diciembre de 2005.

- 12,50 horas. En un importante despacho, suena un teléfono. El personaje que está tras la mesa, descuelga y dice: Informe. Una voz metálica, dio una lacónica respuesta:

Intento fallido.

CLICK.

 

Carlos Rodríguez-Navia



¡¡Carayo, vaya ostia!!




¡¡No ha sido casi nada!!



Ya te contare...

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