Carta

 



Hola, incansable informadora que,  entre tensiones y euforias, nos dedicas todos los días un ratín desde tu baluarte de paz. Para  paliar un poco mi aparente desapego, me acercaré un poco para contarte algo de  nuestra escenario., mientras te tomas un cafetín en tu rinconín…

Por aquí , hacemos una vida bastante condicionada por las circunstancias de ser la ciudad que manda, la que dictamina, la que fuerza y  que también recibe y esparce  la cloaca general del país. Entre tanta gente, con  diversas  situaciones,  culturas e intereses, vamos intentado mantenernos dentro de la mas elementales y lógicas  medidas de  seguridad, tratando de  evitar el contacto, el ambiente  y las relaciones que  no sean imprescindibles y que  mantengan unas defensas razonables, pero no tenemos absolutamente miedo alguno, aunque sí un cabreo casi constante, ya que hay informaciones y consejos que parecen ser producto de unas reuniones de personas que juegan a ver quien dice algo que  mueva al personal y lo peor es que la  imaginada Europa, también parece estar bastante desorientada, ya que el mantenimiento del liderazgo tiene que demostrar su capacidad en los momentos de crisis  y aquello de imaginación al poder, se quedó como una inscripción  de un  monumento abstracto.

Aunque no salimos mucho a la calle, cada uno tenemos nuestros propios medios de entretenimiento,  imaginación y  trabajo. Hace unos días se escoñó la cafetera italiana y entonces hice el café de manga, que me supo a gloria terrenal.  Salimos   casi todos las mañanas a dar  un paseo con la mascara, menos los días  que estuvimos a bajo cero. Casi siempre compramos algo de fruta, perejilito y ajos y tirando de pescado congelado, legumbres y huevos (AY)   pero no viajamos en ningún tipo de transporte. Realmente para mí, la ciudad o este puto barrio, presenta. cierto aspecto de tristeza, pasividad y desidia, con continuos cierres de establecimientos y apareciendo cada vez mas  pequeños despachos de comida take away que adquieren quienes no pueden sentarse en una terraza o acercarse hasta su casa, puesto que, según decían últimamente las siempre dudosas estadísticas locales,  en Madrid entran y salen diariamente mas de un millón de personas  que viven en las afuera y que no son precisamente ejecutivos.   Se van notando pequeños indicios de cambios de decorado no muy aparatosos, pero que indudablemente van a contribuir a un ambiente  cada vez mas cosmopolita y estandarizado, que ira adaptando una  personalidad distinta, ya que en el fondo, una gran parte de los ocho distritos de Madrid Capital  eran como un pueblo  grande que mantenía unas peculiaridades propias y  seguía  diferenciado moderadamente en su  arquitectura, vecindario y comercio, con una manifiesta personalidad.

Mi ánimo está muy variable y hay días que me lo paso totalmente enfurruñau y de repente me encuentro que estoy cantando la canción esa de: niño, deja ya de joooder con la pelota, eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca y me vuelvo a cabrear, al acordarme de aquellos tiempos en lo que todo estaba prohibido, sobre todo el tocarse y el aquel llamado pecado solitario y ahora, jódete que tampoco puedes abrazar, besar ni tocar, por eso los adolescentes se rebelan, porque están a presión

Hace unos pocos días que estoy reintentando poner algo de lógica  en mi anárquica organización de documentos, fotos, escritos y recortes interesantes, que a veces están triplicados en varias carpetas y con nombres distintos. Lo cierto es que esta técnica me cogió ya bastante gastado y con mas ilusión que capacidad y a veces resurge mi añeja anarquía y me aburre el orden, pero nuestro hijo Carlos, desde el Peñón, me está dirigiendo con un poco de paciencia, quizás en agradecimiento a los tiempos en que yo aun  le llevaba de la mano. Tengo mucho interés en encontrar siete capítulos de una novela que en principio titulaba eslabones de color y que aunque aún no tenía previsto sus finales, me apetecía mucho  arañar algunos   temas , posiblemente aún no muy manoseados.

Las dos hijas y sus parejas, vienen  de vez en cuando por casa, manteniendo las cautelas, dejando algo siempre y llevándose algún  túper con empañadillas o croquetas, pero están muy pendientes de nosotros  y se encargan de hacer los pedidos por Internet.

 Ellas hacen  su trabajo desde casa y están bastante contentas en seguir así, ya que el tema del trabajo y sus horarios posiblemente se mantendrán en gran parte de esta forma, puesto que las empresas se ahorran también espacios, mantenimientos y gastos energéticos, manteniendo esos contactos periódicos, como hacía Rajoy… y por cierto ¿qué fue de Baby Jane?  Cospedal, Esperancita, Arenas, Arias Cañete, Soraya, Morenés, Gallardón, etc.  De este último te adjunto  este corto, no publicable, que se me ocurrió cuando ocurrió  ya hace unos cuantos  años y que encontré entre  los coitus interruptus del ordenador.

Para no cargar éste,  te envío otro correo  con algunos dibujos de Madrid,  también algo añejos.

Sin leerlos de momento, estoy guardando los capítulos  de  Erase una vez.

Un abrazo sin cruzar la línea Sigfrido.

    

Carlos

 

 

Comentarios

  1. Hermosa descripción.Así es la vida en este mundo en cambio.Que se acomode de una vez y podamos compartir cada momento.Un abrazo de todo el Equipo y si Dios nos da respiro volveremos a encontrarnos algun dia.

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  2. Excelente!!!!. Si me das tu okey , la publico

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  3. Desde luego, puedes publicarla.

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