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Mostrando entradas de mayo, 2020

Viernes de poesía

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LOS BESOS PERDIDOS ¿A dónde se van los besos perdidos en los vericuetos del cielo y el mar? ¿A dónde se van los negros olvidos de un sueño perdido en sueños de mar? ¿En dónde se queda la vida de Asturias que muere en silencio, que muere, se va?

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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DE TUS LABIOS DE SEDA Que la música suave de tus labios de seda no me hieran el alma cuando tú ya no estés. Que la dulce caricia de tu voz en mis ojos no se olviden de darles una suave canción. Que la espera en el cielo no sea interminable, que me lleve la aurora al calor del hogar donde estés cada tarde entre sombras y luces esperando a la noche cuando quiera llegar.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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LA DULZURA DE UN BESO Yo subía la cuesta de regreso a tus brazos entre las madreselvas del pequeño jardín. La sequía de un sueño me llevaba en volandas por los campos y prados que morían por tí. De repente, escuché en la larga espadaña de la iglesia del pueblo la campana gemir. Regresaba del monte una brisa ligera,. un olor a manzana, un silencio sutil. Recordé aquella tarde la dulzura de un beso, el amor de una madre que se fué sin sentir.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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ALMA DE ASTURIAS, BRAÑA Tapaba senderos la luz de la aurora, bajaba del cielo la niebla en el mar, suspiros de viento, canciones de sombra, lágrimas de sueño, caminos de ronda en los manantiales de la tierra toda esa tierra llena de belleza hermosa. Nubes que caminan por las primorosas sendas de la brisa, guirnaldas y rosas, marea, arco iris, hierba verde, alondras, gaviota, espuma desnuda en la boca. Maíz y manzana, sidra, luminosas madrugadas, tardes donde el sol se asoma en atardeceres detrás de una loma, en el horizonte del mar y las olas. Braña en la cocina, café en las alcobas, fresas y miruéndanos, besos, caracolas en playas desiertas, en aldeas solas donde la alborada es una señora que llega de frente, por la puerta asoma. Debe ser Asturias que el alma me roba.

DÍAS DE POEMAS. MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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RECO RDANDO A UN POETA Pasaban las añoranzas dormidas del desamor colgadas de un olmo seco que tengo en el corazón. Soñaba en la madrugada un sueño, una ilusión, que te escribía un poema en medio del campo en flor. Llegaba la primavera en un viejo caserón de Castilla, junto al Duero, en la Soria que te amó. Venía la carretera corriendo, de sol a sol, desde tu ama Sevilla, buscándote en un alcor. Cojí en una escalera dos manos y un corazón para sacar del madero la sangre de la traición. La espuma de la marea lloraba, desolación de la fontana infinita de esta bendita ilusión. Campanas y seguidillas, golondrinas, un azor, pinos verdes, ríos, chopos, se unieron en tu oración. Aquel campo de Castilla no ha dejado de rezar desde tu muerte en Colliure, en la arena, junto al mar.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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A JULIO ANGUITA Llegaba sobre el mar una paloma desde los arco iris de negra oscuridad. Llevaba entre las alas setenta y ocho rosas, mil besos, mil recuerdos de su querida tierra. Decían que era un ave que venía del cielo cruzando con el viento la gran inmensidad. Entonces, al volar venía de tan lejos, que todos la pusieron por nombre soledad.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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OCASO Al atardecer, viene de la mar un dulce vaivén que viene y se va. Salta la marea por el malecón y la espuma deja su dulce sabor. Queda Cudillero solo en en ocaso durmiendo en las sombras y en la oscuridad. La noche se abraza a la atardecida que deja un suspiro de su soledad.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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VOLARÉ Te vi subir y bajar por el aire como sale una estrella a coger una flor. Te miré, cuando el sueño de subir a la luna, te llevó por el viento a buscar el amor. Eras sólo un juguete de la brisa escondida en el viejo castillo donde muero de amor. Recogí mi amargura cuando vi que caías al profundo agujero donde sueño con vos.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCIA ESTADELLA

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UNA FLOR La insensible soledad de una caricia, va flotando por la paz del camposanto como un aura que dibuja un corazón en la brisa profunda de una flor. Volverás a darme un beso con la luz de la luna cuando salga en un rincón de la casa, donde duermen los olvidos de tenerte para siempre en el recuerdo.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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TARDE DE SILENCIO Suspira lentamente la tarde en San Martín, la brisa de la mar se acerca con un beso, el viento es una voz que dice una oración, se escuchan los olvidos detrás de una mirada. Los ruidos de la aldea se callan, mansamente, se acerca la quietud del alma, a contraluz de la luz de la luna, del sol y las estrellas, el tiempo se detiene, no se quiere marchar. El aire va dejando su voz sobre las tumbas con largas soledades de lentas letanías, Los nichos y las tumbas, las tumbas y la aurora se quedan sin palabras: silencio sepulcral. La gente va quemando hogueras de recuerdos, las llamas se consumen detrás de una pared de sueño imaginario, de esperanzas perdidas en cada madrugada en que me faltas tú.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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UN VAQUEIRO EN EL VALLE (Un poema que no cabe en el cupo) Llegaron siete vaqueiros desde una braña en el monte al valle, donde vivía el pueblo que conocí. Con ganas de andar la vida, con ganas de vida nueva, llegaron al valle un día cuatro niños y la abuela, un hombre y una mujer. Con mucha sangre en las venas, se fueron de la montaña casi a la orilla del mar. Tan sólo pisar la tierra le dijeron el marido: "Te vas a morir de hambre con tanta gente a tu cargo". Aquella dura sentencia quedó clavada en su alma, y en medio del corazón quedó sangrando una daga. A base de su trabajo, jornales donde estuvieran, dejó su sangre y sus sueños sembrando toda esta tierra. Cargando cantos rodados, segando hierba en las huertas de la gente de aquel pueblo, sudando sangre y quimeras. Después, se hizo enterrador de mares de mil mareas, clavando el azadón en tumbas llenas de pena. Aquel Quijote enterró a ...

DIAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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CABALLERO DEL VIENTO (A este hombre mayor, de cualquier aldea o pueblo de esta tierra) Te veía pasar por delante de casa con tu paso elegante, con tu dulce mirar de gaviota, que sabe dominar a los vientos, navegar por los mares como un lobo de mar. Con la gorra calada en la frente, los ojos con mirada altanera dominando el lugar. Caballero del viento, el señor de las nubes, marinero del campo, eras todo un señor. Eres un gentilhombre de las huertas y el valle, gentelman sin paraguas en tu pueblo natal. Cortesano del aire, protector de la brisa, condeduque y artista, un pedazo de pan.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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RECOGERTE Recogerte, abrazarte en mis besos de sueños, estamparte dos besos en tus labios de miel. Acariciar tus noches, juguetear con tus labios, recibir las caricias de tus manos, mujer. Resistir, cada tarde, el furor de tus muslos cuando subes y bajas por los rayos del sol. No podré resistir la pasión esta noche cuando beses al río que se va tras de ti.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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DEJAD Dejad que se ventilen las estancias en las habitaciones del hogar, dejad que el viento helado de la noche se vaya recorriendo el vendaval. Dejad que el alma rota de mis valles se vuelva un cielo incólume de miedos, dejad que muera sola en soledad en un rincón pequeño de mi infierno. CUANDO EL CÉFIRO BLANCO (Sobre un texto que leí en facebook) A mi pupila azul, con sueño leve, tu párpado de luz apetecido cayó en la blanca nieve que esta noche reposa en los valles de la autopista. Sé más feliz que yo, oigo tu voz en la plegaria del indiano suelo que sobre la pagoda solitaria se va, como la tarde, en un suspiro. Sé más feliz que yo en este aliento de las fragancias de los lirios del río caudaloso que brota sobre un junco solitario cuando el céfiro blanco se ha dormido.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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LA DAMA DEL ALBA Si pasas debajo la luna de mayo, verás en el cielo brillar a una estrella, muy lejos, al lado de un sueño que pasa en el firmamento, donde muere el mar.  La bella señora, de labios muy rojos, vestida de luces, de brisa fugaz, vendrá con el alba a darte mis besos con labios de fuego, de mujer fatal. Querrá que te vayas siguiendo a un lucero, que vayas con ella al nunca jamás, con luces de aurora, marea y silencio, cosquillas de viento, besos de cristal. La dama del alba será como un sueño perdido, de un viento que no volverá, por donde se queda dormida tu alma en dulces secretos de calma y de paz.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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NOCHE Noche, luna, luna, estrella, en el cielo un ventanal donde giran los planetas cada noche, luna y mar. Mar y brisa, la marea va llegando hasta el hogar donde la espera la noche, donde descansa la mar. Luz, lucero, amanece con la aurora, viento y sal. Gaviotas, golondrinas, cormoranes, gavilán. Vestidos de espuma blanca, caracolas, la fugaz esperanza de la noche, el sueño de un vendaval que respira, que se pierde más allá del ancho mar. La mañana, mediodía, la tarde y la noche van por la playa, por el valle, por el aire de cristal.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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NOCHE DE LUNA Cómo luce la luz de la luna esta noche enredada en el halo del fulgor de una estrella. Cómo llega la noche abrazada a las sombras en la lenta presencia del silencio mortal. Cómo duele el dolor de esta noche de luna sin tus dulces caricias, sin tus besos, mi amor.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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CAMINOS Se desprende soñando la dulce madrugada, la aurora va naciendo al despertar el día. La niebla se dibuja colgada de los montes, la brisa es un suspiro de besos en el aire. La luna va dejando sus pétalos de rosa donde reposa el sueño rodeado de noche. El sol viene, a lo lejos, corriendo por el valle, por detrás de Santa Ana, detrás del mar y el cielo. La vida va fluyendo lentamente, se deshace la escarcha desnuda en el umbral de la alborada. Con las luces del alba, en el dulce sopor de amanecida, va naciendo la luz en el dulce color del sol naciente. Va hirviendo la caldera con las posiones mágicas de las brujas y duendes, calabazas y fuego. La misa en la capilla de la pequeña aldea, un aire de oración la sal de un breviario. Rezamos todos juntos por los viejos amigos que se fueron un día volando al firmamento. La vida es un instante, un átomo de luz en las dulces vaguadas de esta querida Ast...

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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A MI MADRE Amo esta tierra donde naciste mujer, esposa, el vendaval que empuja al viento esta barca rota que no navega si tú no estás. Madre y amante de esta semilla que va creciendo junto a la mar, por esos valles, por las aldeas, los arrabales de la ciudad. Sin tus caricias, sin tus desvelos, no queda nada con qué soñar, eres la reina de las marismas, xana y princesa, fuerza inmortal. Cada mañana, sueño tenerte junto a esta vida que morirá cuando, una tarde, venga la dama de los luceros, sin más ni más, a la deriva de las auroras, buscando el alma, sueño fugaz, de este delirio que, sin tus besos, es un desierto, noche en el mar. Mujer, señora, dueña de un sueño, viento del norte, la oscuridad se vuelve alba, la madrugada cuando tú quieres enamorar.

DÍAS DE POEMAS, MANUEL GARCÍA ESTADELLA

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EN LA PAZ DEL SILENCIO Desde el mar a la mar, de los mares al viento, de los vientos al valle, de los valles al cielo, desde el cielo estrellado hasta el sol del invierno, desde el invierno frío que nos cala los huesos, de los huesos a un cuerpo, hasta un cuerpo que ha muerto, desde un muerto al olvido, del olvido al recuerdo, del recuerdo a la noche, de la noche, un lucero, de un lucero a la aurora, de la aurora a un momento en la tierra de Asturias, en el querido pueblo donde duerme la tarde en la paz del silencio.