El cuento del mes

  INVISIBLE Te vi tirado en la calle, con esa soledad latente.  El mundo indiferente, pasa por tu lado inconsciente. No se tu edad ni tu nombre, ya no eres imprescindible.  Sigues en mi mente, no se como ayudarte. Quiero hacerte presente, que se paren a mirarte.  Para que puedan entenderte, o al menos escucharte. Porque tu no eres un mueble, para que nadie te ignore.  Sé que es posible, recuperar ese instante. En el que la gente, te encuentre. Y se pare, para siempre. Un mundo aparte, sencillo como la tarde.  Tú me motivaste, mi amigo inapreciable.    

  Contra viento y marea fui a buscarte Y tú esperabas mi llegada ansiosa. Estabas tan radiante y tan hermosa Que no podía por menos de adorarte. Las ganas de tenerte, de abrazarte, De compartir contigo una dichosa Vida de amor y bien, maravillosa Era lo que llevaba para darte. Tú me dabas a mí tu tierno encanto Ningún bien terrenal acompañaba El encendido amor que nos unía. Solo nosotros dos éramos tanto Que cualquier otra cosa nos sobraba Y un perfume de gloria nos vestía

  DEJANDO EL ALMA   Te vas dejando, lentamente, el alma, el corazón se queda al lado de la mar, los besos de la aurora van dejando toda tu vida llena de vieja soledad. Al filo de la tarde, cuando el día se quiere mansamente retirar, también se va tu vida hacia la noche, hacia los arco iris, hasta el sueño final. Andar viviendo así toda esta vida, es una mascarilla anclafa en tu mirar, anclada en tu dolor, que cada aurora no sabes si volverá a despertar.